Las cámaras Wi-Fi son una herramienta de seguridad que puede ser muy interesante hasta que dejan de serlo. Es decir, cuando compramos una cámara de este tipo lo normal es que sea para apuntar a la entrada de una vivienda, un garaje o incluso dentro de una casa. Todo con el objetivo de aumentar la seguridad. El problema es que este tipo de dispositivos pueden ser hackeados y representar un problema para nuestra privacidad y seguridad.
Si nos centramos en aspectos relacionados con las propiedades y características, podemos nombrar muchos. Por ejemplo tenemos la opción de elegir si queremos que tenga grabación nocturna o no, algo esencial en muchos casos. También si vamos a necesitar un control remoto o que pueda detectar movimiento en tiempo real.
El tipo de ángulo de actuación es muy importante también. No es lo mismo una cámara que esté apuntando a un lugar en concreto, como puede ser una parte, que otra que esté en un garaje y el objetivo sea grabar un espacio mucho más amplio y general.
Pero si hablamos estrictamente de seguridad, una recomendación muy importante es optar por una cámara que cuente con doble factor de autenticación. Eso significa que no podrían acceder a ella incluso aunque lograran adivinar la contraseña. Fuente: Redes Zones